domingo, 3 de abril de 2011

Y despertar sola en Roma.

Me encanta cuando me dices que me amas, cuando me abrazas fuerte, como si no quisieras soltarme. Aquella tarde que mejoró a pesar de como empezó. Me encanta cuando apoyo mi oreja en tu pecho y escucho tu corazón, latiendo tan fuerte que parece que se te va a salir del pecho, solo por que estás conmigo.
Me encanta cuando me miras a los ojos, cuando nos miramos a los ojos y deja de pasar el tiempo.
Me encanta que me digas que es para siempre, que nunca te vas a separar de mi.
Pero, finalmente, soy yo la que se separa de ti, y despierto, pensando que todo aquello era mentira.

Todo aquello era mentira...

N.

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