domingo, 6 de febrero de 2011

Quiso recuperarse a si misma, pero ya no recordaba como soñar·


Pensaba que todo sería más sencillo, que podría fallar sin hacer daño a nadie. Que todo se solucionaba con unas lágrimas en la cama y un "perdón".
Una niña que soñaba con no dejar de soñar. Que vivía por no morir y moría por no vivir.
Me susurraba que era todo lo que siempre quiso ser, que sentía que estaba haciendo las cosas bien, que respondía lo que debía responder en cada momento, que escribía lo que tenía que escribir y ayudaba a quien tenía que ayudar.
Me decía que se sentía orgullosa de sí misma y por ello, cuando la acusaban de fallar nunca pedía perdón.

Un día me dijo que no volvería a hacer las cosas bien, porque alguien le demostró que solo había cometido un error tras otro y que, si por ello perdía las personas que había ganado era porque eran personas que, como ella, estaban confusas creyendo hacer las cosas bien.

Un día me dijo que había crecido. Y nunca la ví llorar tanto.
Nunca ví a una niña con aquella personalidad de la que sentía ser presa. Pero a ella le encantaba. Y por ello se sintió tan muerta pensando que todo había sido una mentira.
"Ahora entiendo porqué había tan poca gente como yo, todos habían crecido" Me dijo mientras se asomaba a su reflejo en el espejo de su habitación.
Odiaba perder lo que siempre amó, odiaba perder los momentos que pasaba consigo misma. Se odiaba por no querer cambiar, pero finalmente lo consiguió.

Una noche me dijo que no volvería a hablar conmigo, que era la única que quedaba por desaparecer para que su vida fuera perfecta para el mundo en el que vivía. Yo desaparecí al darme cuenta de que realmente, era perfecta para aquel mundo.
Y al darse la vuelta ví rotas a su espalda aquellas alas con las que tantas noches surcamos los cielos, ví su mano derecha secandose una lágrima que rodaba por su mejilla, ví en sus recuerdos una lista de momentos con todas las personas de las que a partir de entonces debía prescindir para ser perfecta, ví su rechazo hacia la perfección, y el miedo a aquel nuevo mundo. Pero parecía que podía vivir con todo aquello y sin alas.

Era demasiado valiente. Arriesgó demasiado. Demasiado.


Se calzó los tacones y se pintó los labios. Sonrió al mundo preguntandose si lo estaba haciendo bien y no volvió a abrir el diario que me dedicaba. No volvió a soñar y pasaba las noches entre humo y alcohol. Su sonrisa parecía cada vez más sincera y cada vez estaba más convencida de que aquel mundo era el suyo.
Pero odiaba llegar a casa, separarse de los que la hacían reir y no tener nadie para acompañarla a volar. Echaba de menos aquellas noches.
Sentía un vacío en el pecho, un pepito grillo que le gritaba que aquello no era madurar, pero ella solo escuchaba su característico "crí crí". Aún así cerraba los ojos y pensaba que mañana no tendría tiempo para pensar.

Cada vez que despertaba buscaba algo que hacer en aquel nuevo mundo, donde, tal v
ez, ocurriera algo interesante que le impidiera pensar en todo aquello que debía olvidar
Pero aquel mundo, como siempre temió, acabó abandonandola. Y entonces quiso llamarme, a mi, a todos los que perdió, quiso recuperar sus alas, y sus sueños, quiso recuperarse a si misma, pero ya no recordaba como soñar.

Ya no recordaba como soñar.

[Nitah]

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